jueves, 4 de junio de 2009

La soledad de las redacciones

"Can you see them out on the porch?
Yeah, but they don't wave.
But I see them round the front way. Yeah.
And I know, and I know. I don't wanna stay"
Pearl Jam. Yellow Ledbetter

Todo en ellas cruje, como crujen las aletas de los peces bajo el agua: lenta, y sordamente. El día transcurre con la ronquera de las peceras. Va dejándose caer. Empozándose. Y todo con ese olor dulzón y solitario que tienen las cañerías, los hospitales o las bibliotecas. Como si algo, en el fondo, estuviera siempre muriéndose o a punto de hacerlo.

Son raras las redacciones. Lo que ocurre fuera de ellas tiene que encontrar sitio dentro. Por eso, después de pasar por ellas, a la vida parece faltarle pedazos. Para escribirlo todo, toca romper un poco. Fracturar hasta que quepa. Apretar el día contra la rejilla, hasta que el jugo cuele y la pulpa ceda. Lenta y sordamente, con la paciencia del carnicero que ordena filetes en una bandeja.
Avanzo como quien visita una granja. Vacas que dan leche. Pollos que crecen. Gente que produce. Y por qué no artesanos, me pregunto. ¿Por qué? No lo sé. Simplemente no lo sé. Miro los monitores, las máquinas de café. Miro las pequeñeces de los escritorios: las fechorías sentimentales, las pegatinas arruinadas, los libros apilados, los diplomas del uso y la costumbre. Todo ha sido usado ya; o al menos así lo parece.

Son raras las redacciones. En ellas todo se estropea, o está a punto de hacerlo. Y los que escriben lo hacen como quien cose locamente. Miro a mi alrededor. Algo reina. Algo se empoza. Debe ser mi corazón que ha salido a pasear por esta pecera.
Debe ser alguien aprendiendo a ser cardumen de sí mismo.

2 comentarios:

F.J. Cristófol dijo...

¿Las Hilanderas de Velázquez eran simples tejedoras? En esas redacciones se escribe el futuro desde el presente. No hay nada peor que un periodista desilusionado. Arriba.

S31 dijo...

El desolador aspecto de una redacción o, por qué no, cualquier otra oficina. Si, no nos diferenciamos mucho de las vacas, aunque espero que no nos maten como a los pollos.